Mantenerme en la pendiente es una forma de sentir el cuerpo,
ambos cuerpos.
No hay una manera concreta de acercamiento. Pasar tiempo es
lo que me proporciona la distancia para cada acercamiento. Pasar
tiempo allí, rodear la roca, tocarla o sentarme a su lado me
informa sobre las diferencias de nuestra corporalidad.
La roca parece estar siempre igual, aun así, he visto en el periodo
de un mes como una planta moría y en su lugar brotaba otra distinta.
Leer más: https://www.centrohuarte.es/uholdeak/es/iranzu-antona/